Cómo tratar una contractura muscular con homeopatía
Es realmente frecuente en el mostrador de la farmacia recibir prescripciones o consultas sobre contracturas musculares, principalmente de espalda. Se trata de inflamaciones musculares sostenidas en el tiempo, muy dolorosas que no remiten fácilmente.
Las causas de las contracturas musculares son muy diversas, y se resumen en las siguientes:
- Posturales: son consecuencia de un posicionamiento inadecuado de los músculos de la espalda. Suelen producirse tras dormir en mala postura, sentarse en posición incorrecta frente al ordenador o televisión, tras viajes prolongados con asientos duros…
- Por cambios de temperatura: muy habitual cuando estamos expuestos a aires acondicionados de una manera directa (“Nos cae el chorro de aire directamente sobre la espalda”). Además, de un buen resfriado, cuyo tratamiento puedes consultar en este post [link al post de resfriado], muchas veces se producen contracturas musculares.
- Por sobreesfuerzo: como ahora veremos, durante la práctica de ejercicio, el músculo se ve sometido a múltiples contracciones y estiramientos. Cuando un grupo de músculos se espasma (contracción muscular sostenida), causa dolor y, si no se realizan estiramientos adecuados, puede dar lugar a una contractura mantenida en el tiempo.
- Producidas por estrés: son las más importantes, las más numerosas y las más difíciles de abordar. Son un motivo de consulta frecuente al médico de cabecera y provocan abundantes bajas laborales, ya que producen incapacidad en el paciente que las sufre. Nos centraremos más concretamente en esta causa.
Lo primero que hay que diferenciar es un espasmo muscular o calambre de una contractura propiamente dicha. Un espasmo o calambre es una contracción involuntaria de un músculo o grupo de ellos, que cursa con dolor leve y que puede hacer que dichos músculos se endurezcan. Mientras que una contractura, siendo también un acortamiento doloroso e involuntario de un músculo, es más duradera (puede llegar a durar de días hasta meses) y menos dolorosa que un calambre muscular, aunque el dolor es muy sostenido en el tiempo.
Con estos datos, sabemos que en primer lugar tiene lugar el espasmo (los conocidos tirones) que si no se tratan convenientemente pueden llegar a causar contracturas musculares de difícil abordaje.
La relación entre el estrés y la aparición de contracturas es clara. El estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que se ponen en marcha diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación amenazante o de mayor demanda. El estrés, en principio, no es malo: nos ayuda a afrontar situaciones “peligrosas”. Sin embargo, lo que conocemos como “estrés” en nuestra sociedad, tiene el nombre técnico de distrés, que es patológico y nos produce problemas, ya que el cuerpo se ve desbordado. A nivel muscular existe una pérdida de iones que hace que la contracción se mantenga en el tiempo y no consiga relajarse el paquete muscular, produciéndose la contractura. Entre esos iones, adquieren importancia sodio, potasio, magnesio y calcio. El músculo primero sufre un espasmo doloroso y en una zona concreta y puntual, pasando a cronificarse en contractura en alrededor 24 horas.
Los pacientes suelen acudir al médico de cabecera en ese periodo y el tratamiento clásico es un relajante muscular (Valium o diazepam), antiinflamatorios y analgésicos. Si el proceso no está muy avanzado, resuelve rápidamente; si está más cronificado no va a ser tan sencillo. En cualquier caso, conviene realizar un aporte de minerales gastados, especialmente magnesio. Existen también abordajes con homeopatía, con excelentes resultados a la hora de tratar contracturas, que ahora os contaré.
Antes de empezar con el tratamiento homeopático, es importante saber que es necesario tratar el estrés (puedes consultar varios tratamientos para el estrés en estos post: “Cómo tratar la ansiedad y nerviosismo de los exámenes con homeopatía” y “Consejos útiles para la preparación de exámenes. La Homeopatía como opción”.) para evitar que se reproduzcan las contracturas, como todo en la vida, hay que intentar ir al fondo del asunto y no quedarnos en el síntoma externo.
Así, aquí os dejo tres pautas muy básicas para tratarnos con homeopatía:
- Sedatif PC: ya os presente Sedatif PC en el post de estrés [link], es una pieza fundamental en el abordaje del estrés, pudiendo ser utilizado de forma frecuente en los episodios de mayor ansiedad por estrés. Para el abordaje de contractura, lo que consigue es reducir el nivel de estrés del organismo para que no se transforme en distrés.
- Arnica montana: como tratamiento específico del dolor, podemos utilizarlo en aquellas contracturas muy dolorosas, tomando 5 gránulos a ritmo del dolor.
- Cuprum metallicum: esta cepa es específica de espasmos musculares, siendo necesaria la combinación con Arnica siempre que existan contracturas agudas. Se debe pautar en tomas de 5 gránulos, tres veces al día, hasta que se deshaga la contractura.
- Magnesium Duo: no es homeopatía realmente, pero me parece interesante posicionarlo, ya que, como he explicado, durante el estrés se producen pérdidas importantes de este mineral. Las mejorías en las contracturas tomando suplementos de Magnesio son muy interesantes y pueden incluso ayudar a reducir el tiempo de consumo de antiinflamatorios. Además también tiene uso a nivel preventivo, en casos de periodos de estrés elevado o en personas con tendencia a ansiedad y nerviosismo.
Además, podemos utilizar geles de Arnica (que ya os explique en el tema de traumatismos y lesiones) que sirven para aliviar de forma local la contractura muscular.
Ya sabéis que cada organismo es un mundo, y, aunque estos tratamientos pueden servir de inicio y como pautas generales, podéis consultarme vuestras dudas personales a través de este formulario de contacto o personalmente en la farmacia.
¡No dejéis que el estrés os venza!